A boy and His Blob: Wii time

Ayer, Majesco confirmó que publicará el remake de uno de los clásicos de la NES: A boy and his Blob. Y la verdad es que para muchísimos gamers que nacimos en los 80’s la noticia no podría ser más semiorgásmica.
La premisa del juego, tanto la original del NES como esta nueva entrega del Wii, es muy simple: un niño que le daba jellybeans de sabores a su masa extraterrestre bombónica que a su vez se convertía en diferentes cosas dependiendo del frijol para ayudarlo a sortear todo tipo de niveles estilo plataforma en el que más que enemigos lo que habían eran trampas mortales. Todo esto para salvar tanto a la tierra como al marsmeloso planeta de blobonia de la tiranía de un emperador que lo quiere todo para él. En el caso del remake de wii, prometen unos cuantos más de enemigos, aunque la idea siga siendo la de llenar al gasparín extraterrestre con trozos de azúcar para subir y bajar y flotar por el mundo y más allá.

Siendo este uno de los juegos que recuerdo con más cariño de mis tiempos del NES, la verdad es que brinco de felicidad al enterarme que planean revivir la saga de nuevo, y sobre todo para wii. Estaría muy coqueto que le integraran un uso decente del wiimote fuera de agitar cual Parry Hotter el wiimote para simular como se «avientan» los dulces o para saltar o algunos de esos controles y movimientos culeros que de pronto se inventan los desarrolladores. Quizás para el público infantil y joven de hoy no signifique mucho, pero este juego tiene una base de fans veteranos importante y por lo tanto no deberían de tomárselo a la ligera.

Sobra decir que el creador original del juego es David Crane, que los más veteranos aún recordarán por el clasiquísimo juego de Pitfall para la Atari, y que el juego es desarrollado por WayForward, a los que conocemos ya por traernos Contra4 para el DS, así como que los 40 niveles que nos van a ofrecer cuentan con escenarios y personajes hechos totalmente a mano, para darnos un look and feel muy casero, cercano, cálido y atractivo que hace que nuestras caras se derritan por hermosureidad y kawaiiness.

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